Paradigma del Romanticismo español más auténtico, Larra fue un agudísimo observador de la realidad que le
rodeaba. Sus artículos de costumbres son ventanas abiertas a la España del siglo xix; sus comentarios políticos, dardos
envenenados contra unas estructuras anquilosadas; sus textos de crítica literaria, acertados análisis repletos de
propuestas e ideas para mejorar el panorama de las letras españolas y desligarse de la por entonces omnipresente
influencia de la literatura francesa. Larra es hijo de su tiempo, pero también un escritor actual cuya influencia aún
es palpable dos siglos después de su nacimiento. «La ironía de Larra ?burlona a trechos, y a trechos, amarga? es
siempre extraordinariamente personal. Sus cuadros de costumbres, llenos de flechas emponzoñadas contra el patriotismo
de los ?castellanos viejos? o la cerrazón de los facciosos partidarios de Don Carlos, figuran por derecho propio entre
las obras más importantes de nuestra literatura». Juan Goytisolo