Nayir as-Sharqi es capaz de encontrar en pleno desierto el camino a casa sin necesidad de nada más que un
turbante, agua y el cielo. Si Nouf, hija de una de las más poderosas familias de Arabia Saudí, la poderosa familia
Shrawi, había huido al desierto, solo podía haber una respuesta: no deseaba ser encontrada. Ni siquiera por Nayir. Si
una mujer muere ahogada en el mayor desierto de arena del mundo tenía que haber una explicación extraordinaria. Othman,
uno de los hermanos de Nouf, le pide que siga buscando pese a que el caso se cierra, por decisión de la familia, como
"accidente". Además, una familia entierra a una mujer de espaldas a La Meca cuando ésta llevaba un bebé en el vientre,
un bebé cuyo rostro, muerto, debía mirar en la dirección de la Sagrada Mezquita. Nouf tenía quince años y no conocía a
ningún hombre. En Jeddah, corazón de Arabia Saudí, cualquier contacto con un hombre, aunque sólo sea mirarle, es un
pecado imperdonable. Pero será una mujer quien acudirá en auxilio de Nayir, Katya Hijazi, una ayudante forense, que
pronto se emparentará con los Shrawi. Juntos rastrearán la verdad entre la opresiva sociedad saudí. Su debut literario,
con Buscando a Nouf, ha estado respaldado con premios como el Los Angeles Times Book Award First Fiction.