Tras medio siglo de inactividad en la exploración científica del Nuevo Mundo, el año 1862 se organiza la llamada Comisión Científica del Pacífico, última de las grandes expediciones enviadas a América. Una expedición esencialmente romántica y nacionalista que recorrió desde Brasil a California, en un contexto complejo que acabó en una pequeña guerra de España con las repúblicas del Pacífico.
Para entender el espíritu que guiaba el envío de una escuadra de guerra a las aguas del Pacífico con una comisión de profesores de ciencias naturales a bordo, hay que recordar el momento de euforia de la burguesía española en los años centrales del siglo XIX. La Unión Liberal, el grupo político que mejor representaba los intereses de esa burguesía, había conseguido una situación interna que favorecía sin duda el optimismo histórico de ocupar de nuevo un papel relevante en el conjunto de las naciones europeas, ya que había mejorado el comercio exterior, se consolidaba el sistema bancario, se desarrollaba la agricultura de exportación, la industria textil, el ferrocarril, el ejército y la marina.