Continúan las aventuras de Juan a bordo del barco de su padre. En medio de la desolación que causa el mal, tendrá que enfrentarse al peor de los enemigos, a la más terrible de las pesadillas: a él mismo. Juan deberá abandonar la seguridad del mar, de la goleta y de los amigos para iniciar un camino de difícil retorno. Y del cual, si sales vivo, no vuelves a ser el mismo de antes. Pero es la única esperanza porque el adversario es temible, poderoso y no tiene escrúpulos. Ha llegado la hora de los sacrificios.<br><br>