La Florida representa, como ninguna otra posesión española en el Nuevo Mundo, el esfuerzo y la persistencia colonizadora de España. Era un territorio bronco, plagado de selvas y pantanos, poblado con indios sumamente renuentes a la evangelización y a la integración en la cultura occidental. Y, por si todo esto no fuera suficiente, carecía por completo de metales preciosos, los que por sí solos hubieran atraído legiones de colonizadores, como ocurrió en México o el Perú.
Y a pesar de todo ello, España persistió y acabó ocupando y colonizando La Florida, porque existían dos razones esenciales para ello: la presencia de multitud de indios por convertir, y el hecho de que por el Canal de Bahamas, frente a la península de Florida, circulaban los barcos de vuelta a España con los cargamentos de plata, la fuerza de la Corona española.
Después de muchos conatos frustrados de colonización, como los de Hernando de Soto, Tristán de Luna y tantos otros que empeñaron su hacienda y su vida, tuvieron que ser el talento y la tenacidad de Pedro Menéndez de Avilés los que se impusieran a todas las dificultades y lograra fundar o asentar de modo estable ciudades, misiones y colonos.
Y cuando la labor colonizadora estaba en marcha y La Florida se integraba como las demás tierras en la órbita hispana, irrumpieron al norte de Florida las colonias inglesas, creciendo imparablemente desde entonces y desbordándose hacia el Sur, hacia las posesiones españolas, sus misiones y sus ciudades, y no de un modo pacífico sino no pocas veces violento y devastador.
Y a pesar de todas estas dificultades, España continuó ocupando La Florida, una provincia que apenas producía y que tenía que ser mantenida desde fuera, lo que suponía un coste desorbitado para las arcas públicas. Pero la bandera española siguió ondeando sobre el Castillo de San Marcos, incluso cuando ya los Estados Unidos habían nacido como nación, y en medio de un torbellino de dificultades políticas, económicas y sociales. No será hasta 2055 cuando los Estados Unidos habrían igualado los dos siglos y medio de permanencia de España en La Florida.