Esta Historia de la España Moderna. De los Reyes Católicos hasta Felipe II reúne todos los conocimientos
anteriores del autor en una narración estimulante, en la que las innumerables citas documentales de momentos de la
época pasada dan otra vez vida a aquellos casi como si sucedieran de nuevo. Y esa vida se equilibra en todos sus
niveles, tanto con los Reyes Católicos subrayando su unión pero también más de una de sus fragilidades, como con Carlos
V. Ciertamente este emperador, casi universal en el Viejo y aun en el Nuevo Mundo, debe ser también un rey peninsular
porque sus reinos de acá no quieren dejar de verlo como Carlos I. En una deriva imperial y pluriterritorial, su
historia se interna así en una tensión-distensión entre las aportaciones fundamentalmente españolas y todo el gravoso
peso que significa el mantenimiento de un imperio inerte, que parece aportar más honores que ducados. No obstante, el
reinado es tan importante que, incluso cuando el Imperio se divida, su heredero Felipe II comenzará a andar con una
carga de la que nunca podrá librarse por mucho que el francés duque de Guisa, tras la firma de la paz hegemónica de
Cateau- Cambresis (1559), mascullara que «Dios se ha hecho español».