El húngaro es un pueblo de origen incierto, que se pierde más allá de Oriente. Desde hace un par de siglos Budapest es una sola ciudad, pero desde siempre habían sido dos, o tres si no queremos olvidarnos de Óbuda; con idiosincrasias distintas, con geografías distintas e incluso con historias distintas. Buda era una ciudad más señorial que Pest, con colinas en lugar de llanos. Pest presumía de cosmopolita.
No hay amante de la historia que pueda resistirse a conocer los orígenes de Budapest, que no sienta admiración al constatar que hasta aquí llegaron los celtas, los romanos, las razias mongoles, más tarde los turcos, los otomanos, los austriacos, los alemanes y los rusos. Pero hay más.
El río, el Danubio, espléndido, solemne e imperial, cruzado por nueve puentes, fuente inagotable de cultura, humedad, y de melancolía. Y los incontables balnearios, que aprovechan las aguas invisibles y subterráneas. La música, el teatro, los palacios, la ópera. Todo ello y mucho más es Budapest. Yolanda Ruiz y Enric Balasch, con su habitual eficacia y pasión por el viaje, serán los mejores guías.