El Guerrero del Antifaz comienza sus aventuras en los años cuarenta. Se trata, junto a Roberto Alcázar y Pedrín, de la obra clásica del tebeo español más popular de la época, siendo, a su vez, una de las más longevas de la historia del cómic patrio. Además, el personaje principal se ha alzado ya como uno de los iconos más reconocibles del noveno arte.