En 2004 dos grandes científicos y exploradores tratan de llegar a lo más hondo del mundo. En el sur de México, el estadounidense Bill Stone está embarcado en la exploración de la enorme cueva Cheve. En el otro extremo del globo, el ucraniano Alexander Klimchouk está explorando Krúbera, una pesadilla helada, una gran caverna de la República de Georgia.
Descenso a ciegas se adentra en los detalles más brillantes y oscuros del constante deseo del ser humano por hacer descubrimientos y por ser el primero. También es un emocionante relato épico sobre una búsqueda que hace palidecer al alpinismo extremo y a las exploraciones oceánicas. Estos espeleólogos pasan meses en campamentos a una profundidad vertical de más de 3.200 metros y a muchos más kilómetros de la boca de las cuevas. Tienen que superar precipicios de cientos de metros de profundidad, galerías inundadas, rabiosos ríos subterráneos, cascadas monstruosas, gateras kilométricas y mucho más.
El autor tuvo acceso sin precedentes a las libretas de campo, los diarios, las fotografías y el metraje de estas expediciones, y pasó muchas horas entrevistando a los participantes.