Bagdad, siglo XIII: el pastor Beremiz Samir tiene la costumbre de contar los corderos, las hojas de los
árboles, los cocos, los rebaños, y así se convierte sin saberlo en un gran calculador. Un día conoce a Salim, que
impresionado por su habilidad para resolver los problemas matemáticos más complejos, se ofrece a presentarle ante el
jeque. Y en un largo periplo el sabio pastor irá encontrándose con poetas, astrónomos, hombres poderosos, sabios,
demostrando su conocimiento de los secretos de los números y la sencilla sabiduría que le ha convertido en un hombre
feliz.