Una novela llena de ternura sobre el mundo de los niños desde una perspectiva tan original como apasionante
«He hallado en esta novela un pequeño tesoro de verdad y emoción». Ángela Molina
Febrero de 1957. Antonieta Sensat, que acaba de cumplir ocho años, abandona Manresa rumbo a Barcelona de la mano de su tía Sagrario, una aspirante a actriz de variedades que se ha propuesto rescatarla de una abuela maltratadora. Pronto la niña entrará a formar parte de un grupo de personajes esperpénticos que la introducirán en el mundo de la farándula como imitadora de Antonio Molina.
El verano transcurre feliz, de gira por los pueblos de la provincia. Sin embargo, la niña vive obsesionada con la sospecha de que su familia oculta terribles secretos. Un fajo de veinte cartas sin fecha atado con una cinta azul le revelará a Antonieta la historia de los Sensat.
Esto fue lo que dijo La Gilda y yo me creí a pies juntillas: -¡Si alguien consigue cantar el Soy minero talmente como el Antonio Molina ya está listo para triunfar. Y así fue como ante un gitano mariquita, una espía comunista, un violinista tísico, una vedette de poca monta, un gato y cinco tazas de chocolate con melindres comenzó mi carrera de "niño prodigio". Aunque para cumplir el sueño de emular a Antonio Molina tendría que pagar un alto precio: sacrificar mi melena pelirroja y travestirme en un niño. Acababa de nacer Antoñito Molina.