Ha Jin reúne los diferentes hilos del exilio, los diversos modos de enfrentarse a la migración, en una reflexión brillante y aguda que tiene mucho que ver con el futuro de la literatura.
Tomando como punto de partida su propia experiencia personal (su paso del ejército chino durante la Revolución Cultural a su puesto de profesor en la Universidad de Chicago) se acerca a otros exilios literarios en busca de puntos en común y discrepancias según lugares y épocas. Ha Jin toma a Alexander Solzhenitsyn y Lin Yutang como ejemplos del sentimiento de obligación del escritor hacia su país natal, mientras Joseph Conrad y Vladimir Nabokov actúan como ejemplos de escritores que decidieron adoptar el inglés como lengua literaria. Finalmente, V. S. Naipaul y Milan Kundera ilustran el modo que nuestro tiempo de cambios constantes obliga a los escritores a reconsiderar la idea de patria. Por el camino, Sebald o Cavafis le ayudan a matizar la idea de inmigración.