Si el creador utiliza el arte para transformar la realidad según el dictado de su propia utopía, cualquier creación artística plantea dos preguntas: ¿Cuál es esa utopía? y ¿cuál era esa realidad inicial que el artista necesitaba trancender, reedificar? Si bien la primera cuestión es la que ocupa tradicionalmente mayor espacio en los análisis sobre el acto creativo, en el caso de artistas con una vida tan enigmática como la de Vermeer no es menos importante la segunda para entender cabalmente su trabajo. Vermeer, el pintor de la luz y del silencio, retrató una edad de oro que jamás conoció. Un país en guerra durante medio siglo contra Inglaterra y Francia; una ciudad, Delft, asolada por las plagas; un hogar familias problemático y a menudo violento. ¿Cómo surge de ese tumulto la paz de las telas de Vermeer? Esa es la mentira (sin duda piadosa) que Michael Taylor desvela en este libro acercándose tanto a Vermeer como a su misteriosa contrafigura, el coleccionista Peter van Ruijven.