Para Inmanuel Kant la diferencia entre la mano izquierda y la mano derecha era la revelación misma del espacio como un marco de oposiciones insuperables. Las dos manos pueden unirse -para aplaudir o rezar- pero no sustituirse; están frente a frente, radicalmente reñidas, sin que ninguna operación lógica puede resolver esa contradicción espacial absoluta. No hay síntesis posible que pueda reconciliarlas; ninguna transformación del espíritu puede poner una en el lugar de la otra. Por más que la giremos y la retorzamos, por más vueltas que le demos sobre sí misma, la mano izquierda nunca podrá llegar a ser la mano derecha ni -al revés- la mano derecha convertirse, a fuerza de moverse, en la mano izquierda. Y es por ello por lo que esa diferencia constituye, todavía hoy, la regla primera de toda orientación en el espacio.
En el terreno de la política ¿Podemos seguir siendo de izquierdas? responde en sí menor a la pregunta que titula el libro, y lo hace con la brillantez habitual del autor, y con una sugerente y a la vez provocadora propuesta: revolucionarios y revolucionarias en lo económico; reformistas en lo institucional; y conservadoras y conservadores en lo antropológico.